Querida Primera Dama,
Señoras y Señores
Muchas gracias por sus amables y cariñosas palabras y por todas las atenciones que me están dispensando en este viaje, que recibo con agrado en nombre de todo el pueblo español.
El gratísimo recuerdo de la visita de Estado que realicé junto al Rey a este querido país, hace ahora diez años, me ha animado constantemente a llevar a cabo este viaje para hacer presente una vez más la cercanía de la Corona y del pueblo español al pueblo nicaragüense.
El doloroso fenómeno del Mitch fue vivido por toda la sociedad española como un drama personal. Nadie quedó al margen de un enorme sentimiento de solidaridad y afecto como pocas veces se había vivido antes en España. De ahí la gran respuesta popular y del Gobierno español, que en forma inmediata habilitó medidas de emergencia y todo un programa de reconstrucción y asistencia de largo alcance, que ahora tengo el privilegio de visitar y comprobar sus resultados.
Vuestro gran poeta Rubén Darío, egregio representante de lo mejor de la cultura en español, escribió que "la virtud está en ser tranquilo y fuerte".
Señor Presidente, Nicaragua ha sabido, una vez más, ser tranquilo y fuerte ante la adversidad, lo que llena de orgullo a los españoles. Agradeciendo nuevamente vuestra hospitalidad, levanto mi copa por vuestra ventura personal, por la de vuestra familia, y por la prosperidad del querido pueblo nicaragüense.
Muchas gracias.